El gobierno estadounidense anunció recientemente una nueva ronda de políticas arancelarias recíprocas, generando preocupación internacional. El expresidente Donald Trump declaró en redes sociales que, si China no retira los aranceles adicionales del 34% impuestos a las importaciones estadounidenses, EE.UU. aplicará aranceles punitivos de hasta el 50% a productos chinos a partir del 9 de septiembre. Estas declaraciones provocativas recibieron una inmediata condena formal del Ministerio de Comercio de China.

Como respuesta a los aranceles unilaterales del 34% impuestos por EE.UU., China ha implementado contramedidas multidimensionales: sancionó a 16 empresas estadounidenses, incluidas Skydio y BRINC Drones, con 11 incorporadas a la «Lista de Entidades No Confiables»; impuso controles de exportación a siete categorías de tierras raras pesadas críticas para la industria de defensa (samario, gadolinio, berilio, disprosio, germanio, francio e itrio); y presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Cabe destacar que, tras medidas de represalia en marzo contra los aranceles estadounidenses vinculados al fentanilo, China ya aplicó tasas diferenciales del 10%-15% a productos energéticos y agrícolas de EE.UU., las cuales podrían incrementarse al 44%-49% después del 10 de abril.

La tensión comercial global continúa agravándose. La Comisión Europea propuso recientemente un arancel del 25% como represalia contra ciertos productos estadounidenses, que entraría en vigor a mediados de mayo. En Norteamérica también se observan efectos en cadena: el presidente de México señaló que están evaluando medidas recíprocas, mientras que Canadá anunció un arancel especial del 25% a vehículos completos fabricados en EE.UU. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que el aumento de barreras comerciales entre las principales economías podría reducir el crecimiento del PIB mundial en 0,8 puntos porcentuales.